
Descubren la censura y vigilancia en smartphone de Corea del Norte
hace 2 días

Imagina tener un teléfono móvil que, aunque parece un dispositivo común y corriente, es en realidad un instrumento de control total. La revelación de un smartphone norcoreano que logró escapar del país ha sacado a la luz el inquietante nivel de censura y vigilancia que sufren los ciudadanos de Corea del Norte. Una investigación realizada por la BBC ha puesto de manifiesto lo que realmente ocurre tras la pantalla de estos dispositivos, revelando un sistema de control que va mucho más allá de lo que podríamos imaginar.
- El sistema operativo del móvil: censura y vigilancia en un solo lugar
- Control del lenguaje: cómo el sistema cambia palabras automáticamente
- Un ecosistema cerrado: el uso de smartphones en Corea del Norte
- La resistencia a la censura: contrabando de información
- Perspectivas sobre la vida digital en Corea del Norte
El sistema operativo del móvil: censura y vigilancia en un solo lugar
El smartphone en cuestión, que fue sacado clandestinamente de Corea del Norte, presenta un sistema operativo modificado que revela cómo el régimen de Kim Jong-un ejerce un control total sobre la información. A primera vista, el dispositivo puede parecer similar a los móviles que podrías encontrar en cualquier tienda china, pero su software está diseñado para limitar y monitorear cada aspecto de la vida digital del usuario.
Al encender el teléfono, se puede observar una animación de la bandera norcoreana, lo que ya indica que no se trata de un dispositivo ordinario. Aunque no se ha confirmado si este modelo se vende en el país, los detalles descubiertos sugieren que se encuentra en la vanguardia de la tecnología de control estatal.
Las herramientas de censura y vigilancia son extremadamente agresivas, lo que pone en evidencia el grado de control que el régimen ejerce sobre sus ciudadanos. Esto incluye no solo la limitación del acceso a información externa, sino también la manipulación activa del lenguaje y la comunicación.
Control del lenguaje: cómo el sistema cambia palabras automáticamente
Uno de los aspectos más sorprendentes de este sistema operativo es su capacidad para cambiar automáticamente palabras que considera "peligrosas". Este mecanismo es parte de una estrategia más amplia destinada a moldear la forma en que los ciudadanos se comunican y piensan.
Por ejemplo, si un usuario intenta escribir la palabra “oppa” (un término coreano que se utiliza para referirse a un hermano mayor o pareja masculina), el sistema lo reemplaza por “camarada”, añadiendo un mensaje que advierte: “Esta palabra solo puede usarse para referirse a un hermano mayor”. Este tipo de intervención en el lenguaje refleja cómo el régimen busca reconfigurar la identidad cultural y las relaciones personales.
Otro ejemplo notable es el reemplazo de “Corea del Sur” por “estado títere”, alineándose con el discurso oficial del régimen que demoniza a su vecino del sur. Este tipo de censura lingüística no solo limita la libertad de expresión, sino que también busca imponer una narrativa monolítica que favorece al gobierno.
Vigilancia encubierta: capturas de pantalla automáticas
Más inquietante aún es la capacidad del móvil para realizar capturas de pantalla de forma automática cada cinco minutos, almacenándolas en una carpeta oculta que el usuario no puede ver ni borrar. Esta funcionalidad permite a las autoridades revisar en cualquier momento las interacciones y actividades del usuario, creando un ambiente de vigilancia constante que fomenta la autocensura.
La combinación de censura lingüística y vigilancia tecnológica crea un ecosistema donde los ciudadanos viven con miedo a expresarse libremente. Esto resalta la desesperante realidad de aquellos que intentan comunicarse en un entorno donde cada palabra puede ser monitorizada y manipulada.
Un ecosistema cerrado: el uso de smartphones en Corea del Norte
En los últimos años, se ha observado un aumento en el uso de smartphones en Corea del Norte, pero bajo condiciones extremadamente restrictivas. Aunque más ciudadanos tienen acceso a dispositivos móviles, estos no pueden conectarse a internet global, lo que significa que toda la información que consumen está filtrada y controlada por el Estado.
Los usuarios tienen acceso a una intranet local que proporciona contenido aprobado por el gobierno. Esta intranet incluye noticias, entretenimiento y servicios, todos ellos cuidadosamente seleccionados para promover la ideología oficial y evitar cualquier exposición a ideas externas que puedan desafiar al régimen.
Además, existen “escuadrones juveniles” que patrullan las calles, revisando los teléfonos de los jóvenes para detectar contenido extranjero. Este tipo de vigilancia no solo busca controlar la información que los ciudadanos consumen, sino también moldear la manera en que piensan, hablan y se relacionan entre sí.
La resistencia a la censura: contrabando de información
A pesar de las estrictas medidas de control, muchos norcoreanos logran sortear la censura mediante el contrabando de contenido externo, como memorias USB. Estas memorias a menudo se infiltran escondidas en envíos de comida, permitiendo que los ciudadanos accedan a películas, series y otros medios de comunicación prohibidos.
Este contrabando ha generado una subcultura de información alternativa, donde los norcoreanos pueden conocer el mundo exterior y, en muchos casos, cuestionar la narrativa oficial impuesta por el régimen. Aquellos que han logrado escapar del país a menudo citan estas experiencias como catalizadores que les abrieron los ojos a la realidad de su situación.
El acceso a contenidos de otros países no solo proporciona entretenimiento, sino que también ofrece una perspectiva crítica sobre la vida y las oportunidades fuera de Corea del Norte, alimentando el deseo de libertad y cambio entre sus ciudadanos.
Perspectivas sobre la vida digital en Corea del Norte
La vida digital en Corea del Norte se presenta como un laberinto de censura y control, donde cada aspecto de la comunicación está diseñado para servir al régimen. Sin embargo, la creciente resistencia y el deseo de conocimiento por parte de los ciudadanos sugieren que, a pesar de las dificultades, hay un anhelo profundo de libertad.
La situación actual plantea importantes preguntas sobre el futuro de la tecnología en contextos autoritarios y cómo los ciudadanos pueden utilizarla como herramienta de resistencia. La historia del smartphone norcoreano no es solo una ventana a la realidad del control estatal, sino también un recordatorio del poder de la información como vehículo de cambio.
Como complemento a esta inquietante realidad, se puede explorar el fenómeno a través de diversos medios. Un ejemplo es el siguiente vídeo que aborda cómo los smartphones en Corea del Norte pueden estar espiando a sus usuarios:
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